19 diciembre 2008

Un suspiro, Varanasi





Ciudad ancestral entre todas, conexion directa entre este mundo terrenal y el espiritual con la puerta llamada Ganges. Pregarias con flores y velas navegan en sus aguas, limpieza y purificacion en unas aguas verdes, llenas de lo que fue tantisima humanidad, tantos pecados, tantas salvaciones...

Sus templos hindus con escalones diminutos acabados en puntas, adornan el cuadro que conforma Varanasi; los Ghats, sus escaleras y calles que desembocan al rio que un dia emano de la cabeza de Shiva; barquitas pintan las orillas, y la muerte en su mayor esplendor, cual espectaculo para muchos, rito de salvacion para otros, consciencia de ella para tantos.

Cuerpos llevados a hombros, llenos de telas de colores y flores, al son de canticos que dan fe del nombre de Ram, dios hindu, la llama eterna que desde hace 4000 anyos guardan encendida para las cremaciones, el fuego incesante durante dia y noche que transforma y finiquita la rueda del aprendizaje de la vida de tantas almas para poder luego disfrutar del nirvana. Lugar sagrado.

Con su encanto tan peculiar que me hechiza, calles estrechas llenas de pequenyos comercios, templos, arcos, puertas de colores, ninyos descalzos corriendo, bicis, vacas, babas con sus telas envolviendo sus cuerpos y sus pelos enmaranyados evocando el estilo de vida que llevan de meditacion y bajo minimos, mujeres con sus saris tan coloridos y a menudo con cargas en sus cabezas, millones de cables y cuerdas encima de cada paso dado, edificios mugrientos causado por la humedad y el tiempo, fe, devocion, historias...miles de vidas peregrinan para Varanasi, cada una con una esperanza, con un suenyo, un cuento de hadas puede ser posible en esta magica ciudad. La estrella de la fortuna nos brindo una intensa estancia en la preciada Benares...

Doy las gracias a todos estos dioses y de todas las diferentes religiones por habernos regalado este final de viaje tan increible, tan especial, tan unico, con el unico proposito de abrirnos los ojos a la inmensidad de la belleza que tiene la vida, el vivir, el aprender en esta rueda karmica, en las oportunidades, en los golpes de suerte, el valor de la experiencia que susurra al oido caminar hacia adelante, sin miedos, disfrutando de lo que se acontece, del sendero que existe a cada paso dado.

Hasta siempre Varanasi...

1 comentario:

Anónimo dijo...

:*