30 noviembre 2008

Caminando entre contrastes









Vaya 3 semanas intensas... despues de recorrer India de izquierda a derecha a paso de turista, queriendo ver al maximo ( o al menos intentandolo ), llegamos a Kolkata.

Ciudad donde muere el Ganga River o Mother Ganga para los hindus; ciudad con aceras, edificios coloniales sin restaurar y llenos de cableado y carteles de mil colores (esto nos es propio de Kolkata, lo es de India entera...); con librerias, tiendas de moda (lo ultimo en Nike y Saris); semaforos para peatones; voluntarios de la Mother Teresa y ninyos, madres, gente mayor con su mano extendida esperando unas rupias, o sosteniendo chicles, bolas inutiles, matasuegras, libros...para venderlo por la cantidad que necesitan para ese dia. Ninyos agarrandote los brazos, besandote las manos, pidiendo que les ayudes, que les compres, que les des algo aunque solo sea conversacion y da igual que sea la tipica que todo turista conoce en India... como te llamas? de donde vienes? es la primera vez en Kolkata? te gusta Kolkata?.... y al principio a todos nos hace gracia hablar, comunicarte con la gente local...pero aqui es una sobredosis que acontece cada 5 minutos...Ciudad de contrastes...

Y mi gran aventura la pude vivir en Bodhgaya, un pueblecito lleno de monasterios budistas de diferentes paises de Asia. Situada en Bihar, la provincia mas pobre de India, y nos dimos cuenta por lo barato que era y la cantidad de gente viviendo en la calle en un lugar tan pequenyo y cerca de los campos y aldeas.

Bodhgaya resplandecio por dos cosas...
El grupo de ninyas que pedian en la calle, no tendria ninguna mas de 7 anyos, cargando a bebitos, con ropas arapientas y rotas, con los pelos enmaranyados y con una picardia....aunque era facil hacerles reir! Todas te querian tocar, hablar, contamos los numeros en ingles, se aprendian tu nombre y cada dia te saludaban desde lejos y luego corrian hacia ti para caminar a tu lado cogidas, todas las que pudieran, de tu mano. El hindi ha sido bueno para acercarme a ellas pero a veces demasiado cuando lo unico que escuchas es que tienen hambre. Tuvimos una experiencia con los ninyos, hay que decir que Adriana atraia eso, de no querer comprar flores y que acabaran regalandonos una. O una nena guapisima que le regalase a Adriana una manzana...
Incoherente? Piden hasta la saciedad y luego regalan porque si... Aun faltandoles casa, comida, ropas...Increible!
La experiencia de ver las aldeas fue muy curiosa... Pude contactar con Babu y Arvind (2 chicos de Tabo) que me llevaron a sus respectivas casas a las afueras de Bodhgaya. Aldeas con casas de adobe y techos de paja entre un terreno arenoso y lleno de palmeras y campos de arroz. Las familias enteras pasaban el dia en el campo trabajando. Todos me miraban cual extranya...hasta los ninyos lloraban si me acercaba! Comi con ellos y la hermana de Babu me vistio y me regalo su sari. Todos se reian de lo alta que era!!Y asi ha pasado este tiempo de masticar y digerir muchas cosas, una India que tenia ganas locas de ver y conocer, unas vidas que llevan arrastrandose mucho tiempo y que el honor poco les importa, aunque haya gente que los trate como seres inferiores, como pesadillas... Ole por el aguante que tienen...

Con la cabeza y el corazon lleno de preguntas a medio hacer, reflexiones sin acabar... sigo caminando la ruta que nos espera.

Cooperacion, pobreza, diferentes culturas, respeto, indiferencia, compasion, pena, ego, necesidad, tolerancia y sus niveles, enganyo, picardia, humanidad, amor, mucho amor.

3 comentarios:

Irene dijo...

que pasada niña!
cuantas vivencias!
es increible como gente con tales condiciones de vida consiguen ser felices y generosas pese a las adversidades.
1 besote guapa, nos vemos prontito prontito!

Anónimo dijo...

Hermanita de cerebro, siento que la senda ya es un gran contraste y sin marcha atras... pero seguro que podremos encontrar el equilibrio y por el camino seguir repartiendo manzanas, recibiendo flores, y cruzandonos de vez en cuando ;). Ha sido un placer compartir con vosotros tramos de este viaje...

Anónimo dijo...

Al leerte me acuerdo de un libro muy bonito que leí una vez, se llama La ciudad de la Alegría; esa ciudad es Calcuta, donde las gentes, a pesar de la extrema pobreza en la que viven, sonríen, se quieren y se ayudan los unos a los otros, y piensan en su familia más que en sí mismos,

te quieremos mucho, Soni, te mandamos un abrazo muy fuerte,

flor